Rodrigo Castillo, director ejecutivo de la asociación que reúne a distribuidoras y transmisoras, sostiene que “hoy estamos intentando comprar energía por US$130 MW/h -más del doble que hace seis años- y las licitaciones quedan desiertas”.
Al mismo tiempo, en el mediano y largo plazo la falta de competencia y de opciones para incorporar a la matriz energética unidades más eficientes tendría impactos. En el esquema de compras en Chile, las distribuidoras estamos obligadas a comprar energía con un horizonte de tres años en contratos ojalá de largo plazo y por grandes volúmenes para conseguir el precio más competitivo, pero en el último tiempo esto ha sido más difícil. En 2006 los contratos alcanzados estaban del orden de los US$ 60 MW/h, un precio perfectamente razonable, pero hoy estamos intentando comprar energía por US$ 130 MW/h y las licitaciones están quedando desiertas. Hoy incluso no estamos siendo capaces de comprar energía para nuestros clientes a más del doble de lo comprado hace seis años.
-¿Cuáles son los impactos inmediatos de esta situación?
-Afortunadamente para los clientes, dado este esquema de contratos sucesivos, se van generando ciertos colchones, la cuenta eléctrica que están pagando hoy tiene un componente de los contratos del 2006. Hay una proporción de la energía que fue contratada a precios razonables; sin embargo, los contratos que se fueron sucediendo han ido siendo cada vez más caros, por lo que tenemos un promedio de costo de los contratos que bordea los US$ 100 MW/h.
-¿Qué pasará cuando venzan los contratos de 2006?
-Si no existe una perspectiva para los generadores actuales o futuros de poder generar a precios razonables y ellos proyectan que no entrarán en operación nuevas centrales eficientes, provocando malas perspectivas para los próximo 10 o 14 años, nos seguirá pasando lo de ahora, que a US$ 130 MW/h no podremos comprar y los precios van a seguir creciendo.
-¿Esto se verá reflejado en la cuenta del usuario final?
-No hoy, mañana o en un año habrá un efecto directo en las tarifas, pero en un horizonte de tres o cuatro años, si no somos capaces de romper esta inercia, tendremos tarifas más altas para los clientes regulados.
“No estamos pudiendo incorporar nuevas energías”
-¿Cómo se rompe la inercia?
-El primer problema es que no tenemos todas las unidades eficientes de generación para poder reemplazar el diésel. No estamos pudiendo incorporar nuevas energías.
-¿Qué se puede hacer?
-Hay un tema común a todas las restricciones: la falta de transmisión. Hoy alguien que tiene un proyecto que no puede ubicarse en las cercanías del troncal de forma natural como ocurre con la energía térmica, especialmente a carbón, no cuenta con líneas de transmisión que le garantice que una vez construida la central podrá evacuar la energía a un precio a costos razonables.
Cuando sucede eso, muchos de los proyectos no se ejecutan. Hay iniciativas con Resolución de Calificación Ambiental (RCA) aprobada por 15.000 MW, pero no se hacen principalmente por las dificultades en la transmisión.
“Hay un grave problema de ordenamiento territorial”
-¿Cómo analiza la judicialización de algunos proyectos de generación que ingresarían al SIC?
-Hay un grave problema de ordenamiento territorial en el país. Cuando escuchamos que ha existido una judicialización de los proyectos mi invitación es a explicarse el motivo del conflicto. Presentar una demanda es legítimo y mucho más quela Cortefalle a favor de los demandantes. Todo es parte del estado derecho en el país y su institucionalidad.
-¿Cuáles son los motivos?
-Si se analizan los casos en donde se ha pronunciadola Corte Suprema, en la gran mayoría de ellos se trata de problemas de ordenamiento territorial. Puede existir un territorio que al mismo tiempo haya sido declarado de interés turístico por alguna institución, agrario por otra organización y, eventualmente, declarado área protegida por otro organismo. La pregunta es cuál de esos estatus es el que rige y que tiene carácter vinculante.