La energía eléctrica en Chile ha aumentado de precio de manera sustancial en los últimos años debido a la falta de más oferta eficiente de generación, y las boletas que reciben nuestros clientes son cada vez más complejas de entender producto de la necesidad de aplicar cargos regulados.
Ser una empresa de servicio público, significa cumplir con un rol que va más allá de suministrar un producto a cambio de un precio. Ser una empresa de servicio público, como lo somos las empresas de distribución y transmisión eléctrica, significa ser parte de la vida de nuestros clientes. Lo que hacemos cada día, el tipo de relación con nuestros clientes, directos o indirectos, implica un compromiso profundo con sus necesidades y también con sus expectativas.
Si miramos los datos objetivos, nuestros servicios han venido mejorando consistentemente en su calidad y fiabilidad. Las expectativas de nuestros usuarios aumentan a la misma velocidad. Antes que todo, los clientes hoy esperan que los servicios que les prestamos sean fiables, que la energía eléctrica esté siempre disponible y que frente a un problema estemos en condiciones de dar una respuesta rápida y efectiva.
Al analizar los principales motivos de insatisfacción de nuestros clientes, nos encontramos sin embargo con algunas barreras en las que debemos trabajar en conjunto como sociedad. La energía eléctrica en Chile ha aumentado de precio de manera sustancial en los últimos años debido a la falta de más oferta eficiente de generación, y las boletas que reciben nuestros clientes son cada vez más complejas de entender producto de la necesidad de aplicar cargos regulados, especialmente reliquidaciones, que obedecen a problemas ocurridos en el pasado y relativos a los procesos de actualización de las tarifas.
Las empresas de distribución de energía somos la cara visible para los clientes. Todo lo que ocurre es visto como nuestra responsabilidad y obligación. Y eso es entendible: quien me presta el servicio y me cobra la cuenta obviamente es para mí el responsable de todo lo que ocurre con el precio y la claridad de los cobros.
Pero el suministro eléctrico es más complejo. Donde la distribuidora es la última parte de una cadena en la que ni el precio, ni la existencia de conceptos técnicos en las cuentas que generan dudas en los clientes están en nuestras manos. Por supuesto que esto NO significa que podemos descansar en esta respuesta y esperar que otros se hagan cargo. Nos debemos a ellos, somos su único punto de contacto con el “sistema eléctrico” y parte de nuestra responsabilidad social es estar cada vez más cerca.
El trabajo conjunto que llevamos a cabo en este ámbito con las autoridades está enfocado en colaborar en que el mercado de la generación vuelva a su ritmo de inversiones y se haga más competitivo, para lograr detener la tendencia al alza del último tiempo, y a la vez, en mejoras para entregar boletas más claras y simples.
Esperamos también que en un futuro cercano, seamos capaces de modernizar la medición de la energía, avanzando hacia modelos de redes inteligentes que le permitan a los clientes interactuar con el sistema, obtener mejor y mayor información y gestionar su consumo.
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