Director Ejecutivo EEAG: “Tenemos una brecha en calidad del servicio”

El reciente informe publicado en 2019 por la Universidad de Chile “Pobreza Energética: el acceso desigual a energía de calidad como barrera para el desarrollo de Chile”, define que un hogar se encuentra en situación de pobreza energética cuanto no tiene acceso equitativo a servicios energéticos de alta calidad para cubrir sus necesidades fundamentales y básicas, que permitan sostener el desarrollo humano y económico de sus miembros. “Sin lugar a dudas tenemos una brecha en calidad del servicio eléctrico que deben atenderse en miras a reducir los niveles de pobreza energética del país”, señala Rodrigo Castillo, director ejecutivo de la Asociación de Empresas Eléctricas.

Hay que recordar que, luego del éxito de la electrificación rural (década de 2000), “la calidad del servicio energético pasó a ser fundamental, lo cual se reconoce en la Política Energética Nacional establecida en 2015, que puso como meta al 2050 no solo el acceso universal y equitativo a servicios energéticos modernos, confiables y asequibles a toda la población, sino que también fija un nivel de calidad del servicio eléctrico específico: que el promedio de horas de interrupción de servicio eléctrico no supere una hora al año, en todas las comunas del país, sin considerar fuerza mayor”.

“Esta es una importante y desafiante meta, ya que, como puede observarse en el gráfico, el promedio nacional de calefacción, agua caliente sanitaria, transporte y cocción de alimentos gradualmente se irán electrificando, a medida que las tecnologías estén disponibles a precios convenientes y las restricciones ambientales se hagan más exigentes. “Por lo tanto, la presión sobre el sistema de distribución eléctrico para que provea un servicio con un estándar más alto aumentará en el tiempo”. Agrega que al desafío de la calidad de servicio, se suma la realidad de que una parte importante del presupuesto de las familias más vulnerables se dedica al gasto energético. Según el estudio de uso energético residencial publicado en noviembre de 2019 y que fue financiado por el Ministerio de Energía, Empresas Eléctricas AG, AGN y GLP Chile, los hogares más vulnerables económicamente gastan aproximadamente 500 mil pesos al año en energía. De ello, el gasto eléctrico es el mayor componente. “Para avanzar en reducir la vulnerabilidad energética de los hogares de Chile necesitamos tener un claro mejoramiento de la calidad y seguridad del suministro eléctrico. Ante el proceso de electrificación que cada día se acentúa más, es clave que las inversiones en las redes de distribución eléctrica lleguen a tiempo. Tanto para modernizarla producto de la transición energética que estamos viviendo como para proveer la infraestructura física que se requiere a lo largo de todo el país. Ello debe poder traducirse en precios de suministro eléctrico que faciliten el desarrollo equitativo, de manera que los hogares no restrinjan sus consumos energéticos fundamentales por razones presupuestarias”, concluye. interrupciones atribuibles a la red de distribución durante el año 2018 alcanzó las 6,84 horas, y la dispersión geográfica es elevada, con regiones como la Araucanía donde supera las 14 horas”.

POBREZA ENERGÉTICA

Asimismo, sobre el informe de la Universidad de Chile y la brecha en la calidad de servicio mencionados, agrega que el desafío se acrecienta, dado que el futuro energético es claramente más eléctrico y descarbonizado. Consumos actuales de combustibles fósiles para calefacción, agua caliente sanitaria, transporte y cocción de alimentos gradualmente se irán electrificando, a medida que las tecnologías estén disponibles a precios convenientes y las restricciones ambientales se hagan más exigentes. “Por lo tanto, la presión sobre el sistema de distribución eléctrico para que provea un servicio con un estándar más alto aumentará en el tiempo”.

Agrega que al desafío de la calidad de servicio, se suma la realidad de que una parte importante del presupuesto de las familias más vulnerables se dedica al gasto energético. Según el estudio de uso energético residencial publicado en noviembre de 2019 y que fue financiado por el Ministerio de Energía, Empresas Eléctricas AG, AGN y GLP Chile, los hogares más vulnerables económicamente gastan aproximadamente 500 mil pesos al año en energía. De ello, el gasto eléctrico es el mayor componente.

“Para avanzar en reducir la vulnerabilidad energética de los hogares de Chile necesitamos tener un claro mejoramiento de la calidad y seguridad del suministro eléctrico. Ante el proceso de electrificación que cada día se acentúa más, es clave que las inversiones en las redes de distribución eléctrica lleguen a tiempo. Tanto para modernizarla producto de la transición energética que estamos viviendo como para proveer la infraestructura física que se requiere a lo largo de todo el país. Ello debe poder traducirse en precios de suministro eléctrico que faciliten el desarrollo equitativo, de manera que los hogares no restrinjan sus consumos energéticos fundamentales por razones presupuestarias” concluye.

 

Temas pendientes en el sector

Consultado sobre los principales desafíos en el corto plazo en materia de distribución y transmisión de energía eléctrica señala:

1) Concretar una modificación mayor de la regulación de la distribución eléctrica, con foco en la calidad de servicio y de suministro, las nuevas tecnologías y la adaptación al cambio climático.

2) Avanzar en una regulación que incentive el desarrollo de almacenamiento y la expansión eficiente de la transmisión eléctrica de manera que pueda concretarse el cierre de las centrales a carbón en línea con los compromisos de reducción de emisiones que tiene el país.

3) Diseñar y poner en marcha una agenda de desarrollo energético inclusivo, con colaboración público-privada, de manera de dar respuesta a las demandas sociales actuales.

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Prensa

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