Por Gerardo Barrenechea.
La incorporación de Energías Renovables No Convencionales, ERNC, a la matriz energética nacional es una realidad latente. Ya existen en los principales sistemas interconectados del país instalaciones en operación, en construcción y otros tantos a nivel de proyecto, lo que nos habla de un activo mercado de desarrolladores de este tipo de energías. Por otro lado la sociedad ha sido apropiadamente seducida por un futuro ligado a este tipo de energías, plasmada en el hincapié que el gobierno le ha dado al colocar en segundo lugar dentro de su Estrategia Nacional de Energía al despegue de las ERNC en nuestro país.
Para quienes observamos al largo plazo el desarrollo del sector eléctrico nacional, esto nos lleva a investigar cómo hacernos cargo de incorporación masiva de ERNC a los sistemas eléctricos, la que si no ocurre mañana, será pasado mañana. Se ve entonces la necesidad de visualizar cómo los sistemas van a incorporar este tipo de tecnologías, refiriéndonos ya no a su conexión física sino que a su operación en tiempo real haciéndose cargo de sus características naturales, esto es, por ejemplo, de cuando el viento deja de soplar o la radiación solar decrece por el paso de una nube.
Esta situación nos lleva a tener que desarrollar estudios a la medida sobre nuestro mercado eléctrico nacional, utilizando datos propios y evitando a toda costa extrapolar en nuestro territorio la ya amplia experiencia internacional. Es de esta forma que podremos visualizar soluciones acordes con nuestra realidad al integrar ERNC sobre sistemas con un mayor nivel de desarrollo.
Como Asociación hemos acuñado el concepto de Energía Inteligente, referida por cierto tanto a su uso como también a su producción, transmisión y distribución a los consumos. Acuñamos este término global para hablar derechamente de Redes Inteligentes y para el tema que nos convoca: que sea capaz de soportar las eventualidades que las ERNC tienen a la hora de la operación en tiempo real, permitiendo una mejor gestión de los recursos, prever eventualidades futuras y responder rápidamente a las contingencias.
En concreto: habilitación y operación de sistemas de control de las unidades generadoras vía sus Controles Automáticos de Generación; el desarrollo de modelos de predicción de recursos (eólicos, solar y por qué no mareomotriz) que funcionen en línea con estaciones de medición distribuidas en todo el sistema con información para operadores, clientes y futuros inversionistas; gestión de la demanda no sólo a nivel de automatismos por subfrecuencia o contingencia específica sino que también como señal de precios o disponibilidad de energía; desarrollo de generación distribuida que apoye la operación del sistema tanto en régimen como en caso de contingencias; gestión de sistemas de almacenamiento de energía en bancos de baterías (presentes ya en el norte de Chile); como otra infinidad de aplicaciones acordes a nuestros sistemas.
Es así como hemos aplaudido la publicación dela Ley N° 20571 denominada de Medición Neta, la que por lo demás se refiere a tecnologías del tipo ERNC. Sin embargo vemos esta Ley como sólo un primer paso para lograr redes que permitan ofrecer mejores alternativas de suministro y servicios a todo el mercado eléctrico, acercándonos a un desarrollo mas integral en el país de las denominadas Redes Inteligentes.