Juan Andrés Camus y Francisco Torrealba encontraron, al sur de Iquique, el farellón costero adecuado para implementar una central hidráulica de bombeo que permitiera, mediante concavidades naturales, acumular el agua de mar. La innovación no queda ahí: para optimizar y hacer aún más eficiente la instalación de esta particular central hidráulica, se desarrolló paralelamente un proyecto fotovoltaico llamado Cielos de Tarapacá, que alimenta con energía solar la carga energética de la central hidráulica. De esta forma, Espejo de Tarapacá funciona como una gran “batería de agua”, generando una oferta energética estable.
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